Argentina: En la dirección correcta hacia la modernización electoral
Hace un par de meses hablábamos de las Elecciones PASO en Argentina y de la rapidez en que se tuvieron disponibles los resultados, en el marco de un proceso totalmente transparente y verificable, que se había implantado ya por primera vez desde 2019.
Este tipo de experiencias son las que demuestran que la modernización tecnológica, cuando es implementada de manera correcta, mejora el proceso electoral para todos los participantes, desde las autoridades responsables de llevar a cabo una elección, hasta los partidos políticos, candidatos y electores en general.
En el artículo publicado en Letra P ¿Son seguras nuestras elecciones? , Alejandro Tullio, abogado y profesor de derecho electoral, hace un análisis del sistema electoral argentino que incluye una reseña de los 105 años de historia electoral de la nación austral. Comienza por reconocer que aún hay camino por recorrer para mejorar el sistema de votación:
Hay muchas mejoras para realizar a nuestra forma de hacer elecciones, como la incorporación de algún tipo de boleta única de votación que garantiza la totalidad de la oferta electoral, sin embargo tenemos niveles de seguridad electoral que impiden la manipulación de resultados.
Pero es realmente interesante el proceso de evolución de la transmisión de resultados que se produce inmediatamente después del conteo:
Respecto de los telegramas con los resultados preliminares, los cambios fueron mas revolucionarios. En los inicios de la democracia se transmitían los resultados por teléfono y se iban consolidando regionalmente; posteriormente se incorporó el fax y luego, lo reemplazamos por escáneres que transmitían telegramas desde sucursales del Correo hacia los lugares donde se cargaban en los sistemas informáticos.
Pero el cambio mas radical consiste en la digitalización de telegramas en los establecimientos de votación, reglamentada en 2017 por la Cámara Nacional Electoral, implementada a partir de 2019 y sostenida por la actual administración.
Poner estos detalles en su correcta perspectiva histórica nos permite entender que la tecnología de algún tipo siempre ha estado asociada a los procesos electorales, desde actas o telegramas en papel transportados físicamente por personas, pasando por medios de transmisión como el teléfono o el fax. Sería más correcto hablar de modernización tecnológica que de introducción de tecnología.
Un hecho innegable es que los procesos electorales se han visto ampliamente beneficiados en los lugares donde se ha modernizado la plataforma tecnológica, tal como lo han señalado en múltiples ocasiones expertos y organizaciones de observación electoral. Podemos citar a Leandro Querido, director de la ONG Transparencia Electoral, quien señaló recientemente en un evento que “la tecnología es una aliada de los procesos electorales íntegros, que viene a superar las limitaciones que ha presentado el manualismo electoral”
Pero la modernización de las elecciones no se compone solamente de elementos tecnológicos digitales. Cualquier proceso electoral requiere la participación de miles de personas para la preparación, despliegue, supervisión y repliegue de equipos, boletas y crucialmente, resultados. Esto involucra no sólo al personal de las entidades regentes de las elecciones, sino también logística para partidos políticos, observadores locales e internacionales, y medios de comunicación.
En un proceso electoral moderno con tantos componentes técnicos y humanos involucrados, es cada vez más difícil llevar a cabo de manera exitosa un proceso de fraude de la magnitud necesaria para cambiar los resultados de una elección.
Quienes mantienen continuamente narrativas de fraude sin indicios ni evidencia, como el caso reciente de Donald Trump en los Estados Unidos o el de Jair Bolsonaro en Brasil, desconocen todos estos mecanismos de control que imposibilitarían un fraude o, en el peor de los casos, se aprovechan del desconocimiento de sus propios seguidores para mantener una narrativa política que no favorece a nadie.
Cierro con esta cita de Alejandro Tullio:
Atrás quedaron las largas noches electorales donde la espera daba lugar a sospechas de manipulación. Al fraude se lo evita con un diseño conceptual adecuado, instancias de control y tecnologías de procesamiento y seguridad de la información.
…
Si se cuenta con la participación de empresas de clase mundial como las contratadas por el Estado Nacional, las tecnologías son un recurso irremplazable para asegurar condiciones de seguridad, integridad y confiabilidad electoral, imposibilitando cualquier intento de alteración de resultados o también, desarticulando los discursos que apuntan a manipular la información sobre la legitimidad electoral.
Para leer el artículo completo de Alejandro en Letra P, puedes hacer clic en este enlace:
Opinión: ¿Son Seguras Nuestras Elecciones?
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