Voto manual en papel

El mito del papel inhackeable 

En un mundo donde la tecnología transforma cada aspecto de la vida, el voto manual en papel sigue siendo percibido como un símbolo de seguridad y transparencia. Para muchos votantes, la tangibilidad del papel es sinónimo de seguridad. La frase «el papel no se puede hackear» se ha convertido en un argumento recurrente a favor del voto manual. Sin embargo, esta percepción ignora una realidad incómoda: el sistema manual tiene sus propias vulnerabilidades que lo hacen incluso más frágil que las alternativas tecnológicas. Este artículo explora los riesgos ocultos del voto en papel y por qué la resistencia a la modernización electoral a menudo pone en peligro la integridad democrática. 

La percepción de seguridad: Espejismo peligroso 

Muchas personas tienen la creencia arraigada de que el voto manual es inherentemente más seguro que los sistemas electrónicos debido a la naturaleza física del papel. Esta percepción se basa en la idea de que, como el papel no puede ser hackeado en el sentido digital, es menos susceptible a manipulaciones. Sin embargo, aunque el voto manual elimina el riesgo de ciberataques, no es inmune a otras formas de vulnerabilidad, como la manipulación física de las boletas, errores administrativos o sabotaje durante el proceso electoral. 

Esta noción de seguridad asociada al papel puede llevar a una falsa sensación de confianza, ignorando las realidades de cómo los sistemas manuales también pueden ser objeto de fraudes y fallas que comprometen la integridad de las elecciones. Por ello, la discusión sobre la seguridad electoral debe ir más allá del medio de votación y considerar todas las posibles vulnerabilidades inherentes al proceso. 

La confianza en el papel como sistema seguro puede generar una falsa sensación de protección, pero en la práctica, las boletas físicas son susceptibles a múltiples formas de manipulación. 

Vulnerabilidad a la manipulación física 

El voto manual, al depender de boletas físicas, es especialmente vulnerable a actos de sabotaje. Miembros de mesa malintencionados podrían dañar conscientemente las boletas o malinterpretar las marcas como votos nulos, actuando con impunidad cuando no hay una supervisión adecuada. 

En sistemas donde se vota en papel, existen varias maneras de anular votos: 

  1. Involuntario o por accidente: Errores de funcionarios electorales al contar o interpretar las boletas. 
  2. Errores por parte del votante: Marcas incorrectas o dobles marcas que invalidan el voto. 
  3. Intencional por sabotaje: 
    • Se entrega una boleta «premarcada» al votante, de modo que cuando éste hace su selección, quedará más de una opción marcada y el voto es nulo. 
    • Al momento del escrutinio, la persona encargada de contar la boleta, intencionalmente la raya o hace alguna marca extra para anular automáticamente el voto. 

Las elecciones de 2021 en Perú evidenciaron los riesgos del voto manual. El partido Fuerza Popular denunció supuestas irregularidades en más de 200,000 votos, señalando que la identidad de algunos miembros de mesa había sido suplantada para manipular resultados. Aunque las autoridades electorales rechazaron la mayoría de estas impugnaciones por falta de pruebas, el caso dejó en evidencia la fragilidad del voto en papel ante la desinformación y la falta de verificación efectiva en los procedimientos. 

Errores humanos: El talón de Aquiles 

La intervención humana en cada fase multiplica los riesgos: 

  • Conteos lentos y propensos a errores: Los registros manuales pueden presentar inconsistencias, lo que prolonga el tiempo de conteo y aumenta la posibilidad de errores. En contraste, los sistemas automatizados han demostrado ser más precisos y eficientes. 
  • Fatiga y subjetividad: El trabajo de conteo de votos se hace tras una larga jornada de trabajo, y el cansancio aumenta la probabilidad de errores por parte de los escrutadores. En elecciones reñidas, cuaquier error puede tener un gran impacto. La automatización del conteo normalmente ayuda a reducir estos riesgos al minimizar la intervención humana en el procesamiento de votos.
  • Votos inválidos: Marcas incorrectas en las papeletas, como las dobles marcas o selecciones ambiguas, puede generar un alto número de votos nulos. Los sistemas electrónicos contribuyen a reducir este problema mediante interfaces diseñadas para guiar al votante y evitar errores. 
Conteo manual de papel

En Brasil, un estudio titulado «Digital democracy: The consequences of electronic voting technology in Brazil»  (Hidalgo, 2010) analizó cómo, antes de la automatización electoral, las maquinarias políticas controlaban el conteo de los votos. El estudio hace referencia a que muchos votantes, especialmente aquellos con menos educación y recursos, enfrentaban dificultades al intentar emitir su voto. Esto llevaba a que muchos de sus votos fueran considerados nulos y, por lo tanto, no se contaran, excluyendo así a un gran número de personas del proceso electoral. 

Con la implementación de urnas electrónicas en Brasil, se logró facilitar la manera en que la gente podía votar. Esto ayudó a incluir a más personas en las elecciones, de manera similar a cuando, en el siglo XIX, se eliminaron las barreras de analfabetismo y propiedad que impedían que algunos pudieran votar. 

Logística y otras barreras 

El voto manual no solo es propenso a errores y sabotajes, sino que también presenta obstáculos que afectan la experiencia del votante y la eficiencia del proceso electoral. Desde largas filas hasta escrutinios interminables, la falta de modernización puede generar desconfianza y desincentivar la participación. 

Uno de los problemas más evidentes es el tiempo de obtención de resultados. Mientras que usando distintos tipos de tecnologías se logra un escrutinio en pocos minutos y entregar resultados consolidades en cuestión de horas, los procesos completamente manuales pueden demorar días o incluso semanas en tener resultados oficiales, generando incertidumbre y abriendo espacio para disputas postelectorales. En elecciones ajustadas, esta demora puede convertirse en un foco de crisis política. 

Además, el voto en papel no siempre es accesible para todos los ciudadanos. Personas con discapacidad pueden enfrentar dificultades al marcar boletas sin asistencia, mientras que quienes residen en el extranjero, con frecuencia dependen de sistemas postales lentos e inseguros para emitir su voto, o de la presencia de un consulado o embajada cerca de su zona de residencia. La adopción de tecnología, desde máquinas con interfaces accesibles hasta el voto electrónico remoto en algunos países, ha facilitado que más personas puedan ejercer su derecho sin barreras innecesarias. 

Automatización: ¿Qué mejoramos? 

Muchas de las carencias de los sistemas manuales basados en papel se resuelven o mitigan usando distintos tipos de soluciones tecnológicas. 

Rapidez y precisión con máquinas de votación y conteo 

Las máquinas de votación electrónica han demostrado ser una solución eficaz para reducir tiempos de escrutinio y errores humanos. En Brasil, el uso de urnas electrónicas ha permitido que un país con más de 150 millones de votantes obtenga resultados en pocas horas. 

Por otro lado, el conteo automatizado, como el utilizado en Filipinas con escáneres ópticos, ha reducido disputas postelectorales al minimizar la subjetividad en la interpretación de boletas. Estos sistemas garantizan una tabulación más precisa y rápida, reduciendo el margen de error en comparación con el escrutinio manual. 

Seguridad y verificabilidad: Respaldo físico y digital 

Para garantizar confianza en la automatización, muchos países han implementado mecanismos de auditoría. India y los Estados Unidos utilizan tecnología VVPAT (Voter Verifiable Paper Audit Trail), que permite a los votantes verificar su selección en papel antes de que el voto sea almacenado digitalmente, facilitando auditorías en caso de disputas. 

Estonia, por su parte, ha adoptado un sistema de voto por internet basado en blockchain, asegurando la trazabilidad de los votos sin comprometer el anonimato, como complemento al voto manual, que ha visto su adopción aumentar de manera acelerada en los últimos años. Estos modelos demuestran que la seguridad no depende solo del formato de votación, sino de mecanismos de control efectivos. 

Más accesibilidad y participación electoral 

La tecnología ha eliminado barreras para sectores tradicionalmente excluidos. Las máquinas de votación permiten a personas con discapacidad votar de manera autónoma, y el voto electrónico remoto facilita la participación de ciudadanos en el extranjero sin depender de sistemas postales ineficientes. 

Además, la automatización ha reducido la cantidad de votos nulos causados por errores al marcar boletas. Los sistemas electrónicos guían al votante y evitan selecciones ambiguas, asegurando que más votos sean contados correctamente. 

Manual vs Electrónico: una falsa dicotomía 

Plantear el voto manual en papel y el electrónico como opciones opuestas es una falsa dicotomía. La historia electoral demuestra que la modernización es un proceso natural para reducir errores, agilizar el conteo y garantizar mayor transparencia. Aferrarse al papel ignorando sus vulnerabilidades solo perpetúa problemas como la manipulación física y la subjetividad en el escrutinio. 

Más que elegir entre uno u otro, el objetivo debe ser integrar tecnología que refuerce la seguridad del proceso, como el conteo automatizado que incluya sólidos mecanismos de verificación. Modernizar las elecciones no es un riesgo para la democracia, sino una evolución necesaria para fortalecer su integridad en el siglo XXI. 

Publicaciones Similares