El voto nulo y la desconfianza en los resultados electorales
Una de las mayores problemáticas que se pueden generar luego de una elección es la demora en la entrega de los resultados, causando una potencial crisis política y desconfianza entre los ciudadanos. Eso fue lo que ocurrió en Perú, cuando el país tuvo que esperar 43 días para que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) declarase ganador de las elecciones presidenciales del 6 de junio de 2021, a Pedro Castillo, sobre su oponente de segunda vuelta, Keiko Fujimori.
Aunado a toda esta tensión política, hay un hecho que sube el volumen a la crisis: la cantidad de votos nulos representa el 2500 por ciento de la diferencia entre los candidatos que estuvieron en la segunda vuelta.
No, no es un error: Dos mil quinientos por ciento.
¿Qué representan los votos nulos?
En un artículo anterior hablábamos de los votos en blanco y los votos nulos y lo que representan las diferencias a nivel conceptual entre ambos. Pero podemos resumirlo de la siguiente manera: un voto nulo es un voto donde es imposible conocer la voluntad del elector.
Aunque muchas veces tendemos a asociar los votos nulos como votos de protesta que señalan inconformidad con cualquiera de las opciones, con el régimen gobernante o con el sistema electoral vigente, y esta percepción es muchas veces validada por llamados desde algunos sectores políticos y sociales a votar nulo, la realidad es que, al menos en sistemas de voto en papel -como en las recientes elecciones peruanas-, es imposible saber cómo interpretar un voto nulo, y más cuando se denuncia que los votos nulos son usados para distorsionar o alterar los resultados.
¿Cómo se anula un voto?
En sistemas donde se vota en papel, existen varias maneras de anular votos, bien sea a propósito o por accidente. Veamos algunas:
- Intencional, por parte del votante:
- Como mecanismo de protesta contra la elección, el votante decide marcar más opciones de las indicadas o escribir cualquier texto no permitido en la boleta.
- Involuntario, o por accidente:
- Se marcan por accidente más casillas que las indicadas (por ejemplo, marcar más de un candidato para presidente)
- Se raya o daña la boleta por accidente mientras se vota, o incluso durante el conteo
- Se marca la boleta fuera del área válida, o en una posición que no permite distinguir a qué candidato se adjudica el voto
- Intencional (por sabotaje):
- Se entrega una boleta «premarcada» al votante, de modo que cuando éste hace su selección, quedará mas de una opción marcada y el voto es nulo
- Al momento del escrutinio, si la persona encargada de contar la boleta intencionalmente la raya de modo que se anula automáticamente el voto
El papel de la tecnología para aliviar esta problemática
Las tecnologías de registro directo de voto y las de marcado asistido de boletas existen desde hace años, y han demostrado que además de mejorar la usabilidad de los medios de votación y el acceso a personas con discapacidad, eliminan la cantidad de votos nulos.
Un sistema automatizado no permitirá marcar más opciones que las que son válidas, rayar las boletas o premarcarlas antes de su entrega, por lo que no es posible cometer un error involuntario que pueda anular el voto, ni tampoco anularlo como parte de un plan de sabotaje.
En caso de que el votante quiera votar nulo de manera intencional, cualquier sistema automatizado puede agregar el voto nulo como opción explícita, y en este caso quedará claro que no se trata de un accidente ni de un intento de fraude, sino de la voluntad de ese elector.
Pérdida de legitimidad de la elección, como consecuencia de los votos nulos
Las elecciones con alto número de votos nulos pierden legitimidad, o al menos así se percibe. De hecho, muchos países cuentan con reglamentos que indican que toda mesa electoral donde la cantidad de votos nulos sobrepase un determinado porcentaje de votos de la mesa, o sobrepase la diferencia de votos entre las dos primeras opciones en esas mesas, debe hacer un recuento automático de votos o puede ser impugnada.
En el caso de la elección presidencial de Perú el pasado mes de junio, la ventaja del ganador fue de tan sólo 44.263 votos, mientras que hubo un total de 1.106.816 votos nulos, es decir, 25 veces más, representando casi un 6% de los votos totales emitidos.
En un escenario tan polarizado, con amenazas de impugnación y judicialización del proceso electoral, una cantidad tan desproporcionalmente alta de votos nulos podría traer resultados catastróficos desde el punto de vista de paz social posterior a la elección, pero también desde el punto de vista de legitimidad percibida del nuevo gobierno, y afectar la gobernabilidad en el corto y mediano plazo.
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